La intervenció francesa de 1823 per mandat de la Santa Aliança va donar pas a l’últim període del regnat de Ferran VII amb la segona restauració de l’absolutisme, l’anomenada Dècada Ominosa (1823-1833), en la qual va produir-se el col·lapse definitiu del sistema de l’Antic Règim a Espanya.
Manifiesto Regio de Ferran VII (1 d’octubre de 1823)
Ferran VII
Bien públicos y notorios fueron a todos mis vasallos los escandalosos sucesos que precedieron, acompañaron y siguieron el establecimiento de la democrática Constitución de Cádiz en el mes de marzo de 1820; la más criminal traición, la más vergonzosa cobardía, el desacato más horrendo a mi real persona, y la violencia más inevitable, fueron los elementos empleados para variar esencialmente el gobierno paternal de mis reinos en un código democrático, origen fecundo de desastres y desgracias […].
Sentado ya otra vez en el trono de San Fernando por la mano sabia y justa del Omnipotente, por las generosas resoluciones de mis poderosos aliados y por los denodados esfuerzos de mi primo, el duque de Angulema y su valiente ejército, deseando proveer el remedio a las más urgentes necesidades de mis pueblos, y manifestar a todo el mundo mi verdadera libertad he venido en decretar lo siguiente:
1º. Son nulos y de ningún valor los actos del gobierno llamado constitucional (de cualquier clase y condición que sean) que ha dominado a mis pueblos […], declarando, como declaro, que en toda esta época he carecido de libertad; obligado a sancionar las leyes y a expedir las órdenes, decretos y reglamentos que contra mi voluntad se meditaban y se expedían en el mismo gobierno.
2°. Apruebo todo cuanto se ha decretado por la Junta Provisional de gobierno y por la Regencia del Reino […].
Giuseppe Mazzini (Gènova, 1805-Pisa, 1872) va ser un polític i filòsof italià. Influenciat pel romanticisme, va esdevenir uns dels principals pensadors de la unificació italiana, així com un dels més destacats teòrics dels moviments europeus democràtics i republicans. Interessat des de molt jove per l’evolució política espanyola, ja que va mantenir contacte amb els revolucionaris liberals tant de l’exili com de l’interior del país, el 1829, a París, va escriure la seva obra De l’Espagne en 1829 considérée par rapport à la France, on exposava la seva visió, entre d’altres qüestions, sobre els fets del Trienni Liberal:
Giuseppe Mazzini
Al fin triunfa el genio protector de España, y la revolución de la isla de León viene a coronar de éxito merecido los esfuerzos de los verdaderos españoles. Esta revolución, efectuada en poco tiempo por el concurso del pueblo y de las tropas, sin la menor efusión de sangre, sin que se lance un insulto contra la persona real, quedará como monumento imperecedero de la virtud española y de la unanimidad que reinaba en los corazones en favor de la libertad. Entonces Fernando [VII] por del decreto de 7 de marzo de 1820 promulgó su adhesión a la Carta española [la Constitució de 1812]; entonces juró voluntaria y solemnemente mantenerla como ley del Estado porque, decía, en su decreto, se ha pronunciado la voluntad del pueblo.
Entonces el pueblo español ofreció el espectáculo de una gran familia, reunida a sus jefes por el amor y la confianza. Las potencias europeas conservaron sus embajadores en Madrid, y reconocieron así la legitimidad del nuevo gobierno. Todo parecía garantizar un largo futuro de felicidad y, sin embargo, el despotismo conspiraba en la sombra, se urdían tramas, y los miserables establecían en el seno de la capital la sede de sus cobardes maquinaciones. El pueblo español, a quien la mala fe de la administración pública y las traiciones del jefe del poder ejecutivo, daban el derecho de proveer a su seguridad por todos los medios posibles; el pueblo español, siempre grande, siempre magnánimo, ahogaba el grito de venganza que legitimaban los lamentos de tantas víctimas, y se limitaba a deshacer los complots por una actitud enérgica y marcial.
El pueblo español hacía más: defendía, con las armas en la mano, el Palacio Real, contra el furor del populacho indignado. Fueron los mismos hombres que Fernando envió a la muerte unos años después, los que le garantizaron de todo ultraje en la jornada del 7 de julio de 1822. ¡Jornada que será siempre memorable! En este día los españoles han justificado la reputación de lealtad, que les acompañó siempre a través de los siglos y que permitió a sus Reyes dormir sin guardia en el palacio hasta fines del siglo XVII.
Sobre este día reposa la completa justificación de la Revolución española, porque se vio entonces el espectáculo único de un pueblo armado para la defensa de los mismos que le traicionaban. Se vio a los simples ciudadanos acudir para asegurar la vida de quien les había sacrificado a su desmesurada ambición, aquel que más tarde les castigaría con la muerte. La virtud española brilló ese día sin mancha: mostró al mundo asombrado lo que puede la libertad, lo que puede la generosidad en un pueblo a quien la opresión no había dejado otro patrimonio que el furor. Ah, ¡Los que calumnian la Revolución de 1820 deben comenzar por borrar el recuerdo de esta jornada de los fastos de la historia de los corazones justos y virtuosos!
Com a conseqüència de la repressió contra els liberals i, especialment, per l’existència d’un important nucli liberal en el si de l’exèrcit espanyol, a més de la ineficàcia mostrada pels successius ministres de Ferran VII davant la crisi econòmica i d’Hisenda que patia el país, l’1 de gener de 1820 el coronel Rafael del Riego, cap de les forces que havien de sufocar les sublevacions americanes i constitucionalista convençut, es va aixecar a Cabezas de San Juan en un pronunciamiento contra Ferran VII i va recórrer Andalusia proclamant la Constitució de 1812.
La rebel·lió de les tropes va ser el resultat de la suma de factors provocats per la crisi del país i el fracàs de l’Estat absolutista, però el propi Riego pensava que la sublevació havia fracassat quan només li quedaven uns 50 homes desmoralitzats i cansats després del seu recorregut per Andalusia proclamant la Constitució i va dissoldre la partida. Sense que ell ho sabés, aquesta vegada el pronunciament havia tingut resposta i La Corunya, Múrcia, Saragossa, Tarragona, Pamplona, Barcelona i Cadis van anar sumant-se a la insurrecció. Finalment, a Madrid van esclatar una sèrie d’aldarulls als carrers que va precipitar l’èxit del pronunciament.
La passivitat de l’exèrcit, l’acció dels liberals a les principals ciutats espanyoles i la neutralitat dels pagesos van obligar Ferran VII a acceptar la Constitució el 10 de març. El triomf del pronunciamiento va suposar l’aplicació de la Constitució de Cadis, fet que va comportar la formació d’un nou govern que va proclamar una amnistia que va permetre el retorn dels liberals i la convocatòria de Corts. La constitució havia estat imposada al monarca en un exercici de sobirania nacional i el règim liberal s’havia imposat sense gaire violència, el que suposaria un model revolucionari per a la resta d’Europa.
Manifiesto Regio de Ferran VII (10 de març de 1820)
Cuando vuestros heróicos esfuerzos lograron poner término al cautiverio en que me retuvo la mas inaudita perfidia, todo cuanto ví y escuché, apenas pisè el suelo patrio, se reunió para persuadirme que la Nacion deseaba ver resucitada su anterior forma de Gobierno; y esta persuasion me debiò decidir á conformarme con lo que parecia ser el voto casi general de un pueblo magnánimo que, triunfador del enemigo extrangero, temia los males aun mas horribles de la intestina discordia.
No se me ocultaba sin embargo que el progreso rápido de la civilizacion europea, la difusion universal de luces hasta entre las clases menos elevadas, la mas frecuente comunicacion entre los diferentes paises del globo, los asombrosos acaecimientos reservados á la generacion actual, habian suscitado ideas y deseos desconocidos á nuestros mayores, resultando nuevas é imperiosas necesidades; ni tampoco dejaba de conocer que era indispensable amoldar á tales elementos las instituciones políticas, á fin de obtener aquella conveniente armonía entre los hombres y las leyes, en que estriba la estabilidad y el reposo de las sociedades.
Pero mientras Yo meditaba maduramente con la solicitud propia de mi paternal corazon las variaciones de nuestro régimen fundamental, que parecian mas adaptables al caracter nacional y al estado presente de las diversas porciones de la Monarquía española, así como mas análogas á la organizacion de los pueblos ilustrados, me habeis hecho entender vuestro anhelo de que se restableciese aquella Constitucion que entre el estruendo de armas hostiles fue promulgada en Cádiz el año de 1812, al propio tiempo que con asombro del mundo combatiais por la libertad de la patria. He oido vuestros votos, y cual tierno Padre he condescendido á lo que mis hijos reputan conducente á su felicidad. He jurado esa Constitucion, por la cual suspirábais, y seré siempre su mas firme apoyo. Ya he tomado las medidas oportunas para la pronta convocacion de las Cortes. En ellas, reunido á vuestros Representantes, me gozaré de concurrir á la grande obra de la prosperidad nacional.
Españoles: vuestra gloria es la única que mi corazón ambiciona. Mi alma no apetece sino veros en torno de mi Trono unidos, pacíficos y dichosos. Confiad, pues, en vuestro Rey, que os habla con la efusion sincera que le inspiran las circunstancias en que os hallais, y el sentimiento íntimo de los altos deberes que le impuso la Providencia. Vuestra ventura desde hoy en adelante dependerá en gran parte de vosotros mismos. Guardaos de dejaros seducir por falaces apariencias de un bien ideal, que frecuentemente impiden alcanzar el bien efectivo. Evitad la exaltacion de pasiones, que suele transformar en enemigos á los que solo deben ser hermanos, acordes en afectos como lo son en religion, idioma y costumbres. Repeled las pérfidas insinuaciones, halagueñamente disfrazadas, de vuestros emulos. Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional; y mostrando á la Europa un modelo de sabiduría, orden y perfecta moderacion en una crisis que en otras naciones ha sido acompañada de lágrimas y desgracias, hagamos admirar y reverenciar el nombre Español, al mismo tiempo que labramos para siglos nuestra felicidad y nuestra gloria.
Com a conseqüència de la política absolutista de Ferran VII i de la crisi econòmica que va afectar Espanya en la postguerra, l’oposició liberal es va anar enfortint. Així, a les ciutats van créixer les societats secretes i maçòniques, i, a més, la integració dels caps de la guerrilla a l’exèrcit va originar un sector liberal, partidari de reformes, que protagonitzaria un gran nombre de pronunciamientos militars, mètode que en el futur jugaria un paper fonamental a l’hora de forçar canvis de governs a Espanya.
D’aquesta manera, bona part de l’agitació arribava principalment des de les files d’un exèrcit que es trobava equipat de forma deficitària, era pagat de forma irregular i patia de macrocefàlia. La Guerra de la Independència havia suposat l’inici d’un procés que va fomentar la intervenció dels militars a la vida política, convertint-los en un factor dominant de la vida pública. Els pronunciaments liberals proclamaven la Constitució de 1812 pels hereus de la guerrilla influïts per una forta càrrega utòpica insurreccional que associava la Constitució de Cadis amb la llibertat.
Manifest de la Junta Provincial de Galícia, presidida pel mariscal de camp Juan Díaz Porlier, dirigit a la Nació espanyola (21 de setembre de 1815)
Juan Díaz Porlier
Obligados por la necesidad, viendo que la verdad no puede llegar a oídos del Rey, sitiado a toda costa por sus consejeros, a menos que ésta se le presente de una manera a propósito para hacerla respetar, hemos tomado la resolución terrible, pero indispensable, de reclamar con las armas en la mano lo que se ha negado a nuestras solicitudes.
Nuestro objeto es el de España entera: una monarquía sometida a leyes justas y sabias, y constituida de una manera que sea una garantía, lo mismo de las prerrogativas del trono que de los derechos de la nación. Pedimos la convocación de Cortes nombradas por el pueblo, y que estas tengan la capacidad de hacer en la Constitución proclamada por las Cortes extraordinarias, los cambios que exige nuestra situación, que aconseja la experiencia, que nos indiquen las leyes constitucionales de las otras monarquías.
Las Cortes restablecerán el orden en nuestra Hacienda, cuidarán de la suerte de nuestros soldados, recompensarán sus servicios, les asegurarán la existencia para la vejez, y harán en adelante la nación sea respetada y estimada.
Renunciando la nobleza a una insignificante parte de sus privilegios, encontrará la indemnización del sacrificio en las nuevas disposiciones constitucionales que le darán existencia política. Todas las clases de la sociedad verán mejorar su situación: los párrocos, cuya influencia puede ser tan útil, obtendrán sueldo más elevado; el agricultor, el artesano, el comerciante y el industrial gozarán de nuevo de las ventajas que habían empezado a sacar de los cambios hechos en su favor por las Cortes; y gracias a una sabia administración de los fondos públicos, los acreedores del Estado podrán esperar ser indemnizados de los adelantos que tienen hechos y de las pérdidas que han sufrido, ya por sacrificios patrióticos, ya por desconfianza en las promesas del gobierno.
¡Españoles! Tales son nuestros deseos; tales serán sin duda los de las Cortes cuando estén reunidas. Para alcanzar tan sagrado objeto, Galicia invita a sus hermanas a reunirse a ella. Igual invitación ofrecemos a los intrépidos defensores de la patria, a los dignos oficiales, a los ilustres generales, en una palabra, a los españoles de todas las clases.
Firmes en nuestra resolución, no dejaremos las armas (si nos vemos obligados a recurrir a ellas) antes de obtener lo que pedimos; y tan dispuestos estamos a estrechar entre nuestros brazos a todo español que se aliste bajo el estandarte nacional, como a ser implacables para con los que, enemigos a un tiempo de su patria y de su rey, prefieran abandonar a éste en manos de sus viles consejeros, a apartarle de su influencia y ponerle delante de los ojos sus pérfidas intenciones.
Nuestra conducta servirá de modelo a la de nuestros adversarios. Respetaremos la propiedad, y la libertad individual será santa para nosotros. Pero ¡desgraciados aquellos que, abusando del augusto nombre del Rey, se permitirán contra quien quiera que sea el insulto o la persecución! Responderán con sus cabezas, y en su defecto, la responsabilidad caerá sobre los que se crean susceptibles de ser tomados en rehenes.
Estamos seguros de la justicia de nuestra causa, y el mundo verá que España, que ha sabido desplegar tanto valor guerrero para el sostén de su independencia contra el extranjero, está dispuesta a mostrar igual energía para proteger en el interior sus derechos y libertades.
Un cop derrotat Napoleó, a Espanya es plantejava el problema de la integració de Ferran VII en el nou ordre constitucional nascut a les Corts de Cadis. El monarca havia abandonat el país com a rei absolut i hi retornava, després del Tractat de Valençay, en el marc d’una monarquia constitucional, fet que feia desconfiar els liberals que acceptés el nou ordre. Així, els diputats van disposar que Ferran VII viatgés directament a Madrid per jurar la Constitució i aquest, temorós d’enfrontar-se amb els que durant sis anys havien resistit l’invasor francès, va acatar les condicions. Però els absolutistes, fonamentalment la noblesa i el clergat, sabien que amb el retorn del monarca disposaven de la seva millor oportunitat per a desfer-se de tot allò que s’havia fet a Cadis i precipitar el retorn cap a l’Antic Règim.
Ferran VII
Els absolutistes, per primer cop, es veien obligats a justificar i legitimar enfront dels liberals el règim que ells defensaven. Així, aquests sectors reaccionaris, tron i altar, van organitzar-se ràpidament contra el liberalisme per a demanar el retorn de l’absolutisme a través del Manifest dels Perses d’abril de 1814 (seixanta nou signats conservadors demanaven a Ferran VII que suspengués la Constitució i anul·lés les lleis promulgades per les Corts) i van mobilitzar el poble perquè, a través de la creació del mite de “Fernando el Deseado”, mostrés la seva adhesió incondicional al monarca. D’aquesta manera, l’arribada de Ferran VII va aixecar un gran entusiasme entre una població, que havia lluitat més per l’expulsió dels francesos i per l’alliberament del seu rei que per una Constitució que ni coneixia ni podia entendre. Des del poble, la monarquia es veia com un ens no qüestionable.
Manifest dels Perses de 12 d’abril de 1814
La monarquía absoluta […] es una obra de la razón y de la inteligencia: está subordinada a la ley divina, a la justicia y a las reglas fundamentales del Estado: fue establecida por derecho de conquista o por la sumisión voluntaria de los primeros hombres que eligieron sus Reyes. Así que el Soberano absoluto no tiene facultad de usar sin razón de su autoridad […]: por esto ha sido necesario que el poder Soberano fuese absoluto, para prescribir a los súbditos todo lo que mira al interés común, y obligar a la obediencia a los que se niegan a ella. Pero los que, declaman contra el Gobierno monárquico, confunden el poder absoluto con el arbitrario; sin reflexionar que no hay Estado […], donde en el constitutivo de la Soberanía no se halle un poder absoluto. La única diferencia que hay entre el poder de un Rey y el de una República es que aquel puede ser limitado y el de esta no puede serlo: llamándose absoluto en razón de la fuerza con que pueda ejecutar la ley que constituye el interés de las sociedades civiles. En un gobierno absoluto las personas son libres, la propiedad de los bienes es tan legítima e inviolable, que subsiste aun contra el mismo Soberano que aprueba el ser compelido ante los tribunales, y que su mismo Consejo decida sobre las pretensiones que tienen contra él sus vasallos. El Soberano no puede disponer de la vida de sus súbditos, sino conformarse con el orden de justicia establecido en su Estado. Hay entre el Príncipe y el Pueblo ciertas convenciones que se renuevan con juramento en la consagración de cada Rey: hay leyes, y cuanto se hace contra sus disposiciones es nulo en derecho. Póngase al lado de esta definición la antigua Constitución Española, y medítese la injusticia que se le hace […].
El que debemos pedir, trasladando al papel nuestro voto, y el de nuestras Provincias, es con arreglo a las leyes, fueros, usos y costumbres de España. Ojalá no hubiera materia harto cumplida para que V. M. repita al Reino el decreto que dictó en Bayona y manifieste […] la necesidad de remediar lo actuado en Cádiz, que a este fin se proceda a celebrar Cortes con la solemnidad, y en la forma que se celebraron las antiguas; que entre tanto se mantenga ilesa la Constitución española observada por tantos siglos, y las leyes y fueros que a su virtud se acordaron: que se suspendan los efectos de la Constitución y decretos dictados en Cádiz, y que las nuevas Cortes tomen en consideración su nulidad, su injusticia y sus inconvenientes que también tomen en consideración las resoluciones dictadas en España desde las últimas Cortes hechas en libertad, y lo hecho contra lo dispuesto en ellas, remediando los defectos cometidos por el despotismo ministerial, y dando tono a cuanto interesa a la recta administración de justicia; al arreglo igual de las contribuciones de los vasallos, a la justa libertad y seguridad de sus personas, y a todo lo que es preciso para el mejor orden de una monarquía.
En aquest context, Ferran VII, convençut de la feblesa del sector liberal, va trair les seves promeses inicials i, per mitjà del Reial Decret de 4 de maig de 1814, va abolir la Constitució de 1812 i les lleis elaborades a Cadis per iniciar la restauració de l’absolutisme. Així, van eliminar-se pràcticament totes les reformes impulsades per les Corts durant la guerra i va restablir-se la vella organització administrativa. L’Església va recuperar les seves prerrogatives i les ordres religioses la seva legalitat, els jesuïtes van poder retornar al país i la Inquisició va rebre els seus vells drets. La llibertat d’indústria quedava abolida i els gremis restablerts.
Reial Decret de 4 de maig de 1814
Dado que la divina Providencia por medio de la renuncia espontánea y solemne de mi augusto padre me puso en el trono de mis mayores […] y desde aquel fausto día en que entré en la capital, en medio de las sinceras demostraciones de amor y lealtad con que el pueblo de Madrid salió a recibirme, imponiendo esta manifestación de su amor a mi real persona a las huestes francesas […]; desde aquel día, pues, puse en mi real ánimo para responder a tan leales sentimientos y satisfacer a las grandes obligaciones en que está un Rey con sus pueblos, dedicar todo mi tiempo al desempeño de tan augustas funciones, y a reparar los males a que pudo dar ocasión la perniciosa influencia de un valido durante el reinado anterior […].
Pero la dura situación de las cosas y la perfidia de Buonaparte, de cuyos crueles efectos quise, pasando por Bayona, preservar a mi pueblo, apenas dieron lugar a más. Reunida allí la real familia, se cometió en toda ella, y señaladamente en mi persona, un atroz atentado […]; y violado, en lo más alto el sagrado derecho de gentes, fui privado de mi libertad y de hecho del gobierno de mis reinos […].
Por tanto, habiendo oído lo que ecuánimemente me han informado personas respetables por su celo y conocimientos y lo que acerca de cuanto aquí se contiene se me ha expuesto en representaciones que de varias partes del reino se me han dirigido […] declaro que mi real ánimo es no solamente no jurar ni acceder a dicha Constitución ni a decreto alguno de las cortes generales y extraordinarias, y de las ordinarias actualmente abiertas […] sino a declarar aquella constitución y tales decretos nulos y de ningún valor y efecto, ahora ni en tiempo alguno, como si no hubiesen pasado jamás tales actos, y se quitasen de en medio del tiempo, y sin obligación en mis pueblos y súbditos, de cualquiera clase y condición, a cumplirlos ni guardarlos […].
Els burgesos barcelonins van fer tot el possible per “educar” Ferran VII en la teoria del mercat nacional. Així, la Junta de Comerç va presentar-li una exposició amb una llista final de quinze peticions sobre contraban, aranzels, etc. Aquestes peticions es justificaven amb una argumentació “nacionalista” que venia a dir que els catalans no volien l’aplicació d’aquestes mesures en el seu propi benefici, sinó que el progrés de la seva indústria permetria el benefici d’altres zones d’Espanya amb la compra de primeres matèries. A més, demanaven la prohibició de la importació de cereals per benefici de l’Espanya agrària.
Cap de les argumentacions de la burgesia catalana, però, va fer cap mena d’impacte en el rei. Si Catalunya va aconseguir en aquests anys recuperar el seu comerç i transformar la seva economia industrial per preparar-la per a una nova etapa de creixement, va ser al marge de la política econòmica de l’Estat espanyol (si es que en podem parlar de política econòmica de l’absolutisme agonitzant).
Catalunya estava assentant els fonaments d’un creixement sòlid i prometedor. El creixement i canvi econòmic va afectar a tots els sectors, també a l’agricultura que seguia sent el seu principal fonament. Ens trobem en uns moments de davallada del volum i dels preus de les exportacions vitícoles, però aquesta crisi conjuntural es superarà i la vinya continuarà sent un dels motors fonamentals de l’economia catalana al llarg del segle XIX gràcies a les exportacions de vins comuns.
Hi havia tot un sector de petits productors camperols que van veure’s afectats a la vegada per la crisi conjuntural de la caiguda de preus i per la crisi de la producció de la indústria rural que els permetia complementar els seus ingressos. Aquesta situació es veuria agreujada, a més, per la situació que la transformació de la propietat produiria en els anys següents. El progrés de l’agricultura capitalista va anar acompanyat de la ruïna dels petits productors de les explotacions familiars. Una bona part d’aquests camperols s’arruïnarà i això permet explicar la seva hostilitat cap a la societat burgesa en construcció allistant-se a les files del carlisme.
La indústria tèxtil, per la seva banda, estava reconvertint-se per especialitzar-se en el cotó i tindria en aquests anys una de les seves majors fases d’expansió. En aquest període es van construir les grans fàbriques noves que integraven el filat i el teixit, que utilitzaven telers mecànics i que començaven a usar el vapor com a força motriu essencial. S’estava produint la renovació tecnològica. Els anys que van de 1824 a 1833 van ser rics en la construcció de velers, fet que només s’explica per un increment del tràfic comercial. Després de la pèrdua de les colònies americanes, el comerç amb el mercat espanyol a través de la navegació de cabotatge va augmentar.
A més, l’esquema del comerç exterior català també va reconstruir-se. El mecanisme d’intercanvi interior de cereals contra teixits va complementar-se amb un circuit exterior que permetia vendre a l’estranger els excedents de vins per tal d’adquirir la fibra de cotó que alimentés la producció industrial. En aquests anys, els homes de negocis i financers catalans van començar a fer operacions a gran escala amb el govern i, per primera vegada, van introduir-se en els organismes de l’administració econòmica del país. Es va tornar a reconstituir l’associació pròpia dels fabricants que van realitzar un cens industrial, van elegir un president i van iniciar les campanyes contra la concessions d’importació de teixits fets a Dollfuss.
La burgesia catalana estava iniciant el camí cap a la represa que explica el seu progrés des de 1833. Era encara una força social progressiva i conscient de la necessitat de la necessitat de canviar la trajectòria política espanyola per tal d’evitar el perill d’unes revolucions que podien posar en perill la propietat. La burgesia estava disposada a aliar-se amb altres “forces propietàries” per tal de salvar l’ordre social vigent i fer possible el creixement econòmic. A la burgesia el que li molestava de l’Antic Règim no era la seva arbitrarietat i la seva injustícia, sinó la seva profunda incompetència en les matèries econòmiques i hisendístiques que posava en perill el seu progrés.
La repressió. La violència repressiva contra el liberalisme que va suposar el retorn a l’absolutisme per part de la monarquia de Ferran VII va tenir una relativa poca importància a Catalunya ja que l’ocupació de Barcelona per part de l’exèrcit francès va fer que els ocupants s’esforcessin a fer que les autoritats espanyoles respectessin les lleis. No va ser fàcil frenar els afanys de revenja de les autoritats absolutistes a Barcelona, però els francesos va poder frenar els representants del poder reial. Així, la ciutat de Barcelona va esdevenir un oasi de pau i un asil per als constitucionals catalans que van trobar-hi refugi. Això s’acabaria amb la marxa dels ocupants francesos a finals de 1827, deixant la ciutat en una situació de normalitat sota el comandament del comte d’Espanya (1828-32).
Comte d'Espanya
D’altra banda, la violència civil, que podia exercir-se fora dels murs protectors de les places controlades per la guarnició francesa, va ser tant dura a Barcelona com a la resta de l’Estat. Aquesta violència va anar acompanyada d’un element social que va prendre un caire populista de lluita dels camperols pobres i de les classes baixes urbanes contra els burgesos liberals acomodats. A Catalunya, els components socials d’aquesta violència van ser menys visibles en el medi urbà per les característiques de la pròpia societat catalana (avançada pel desenvolupament capitalista), però van ser poderosos al camp. Només entre octubre i desembre de 1824 van produir-se més de 2.000 assassinats, la majoria motivats per causes de “diferent opinió política”.
La crisi al camp. El camperolat català va patir una forta crisi entre 1825-1827. La caiguda dels preus agrícoles va arribar a Catalunya agreujat per un problema de sequera que va fer minvar la producció. Ni els anys de sequera van permetre impedir la caiguda dels preus, arrossegada per la dinàmica europea. En menys de deu anys, els camperols van veure reduïts a la meitat els seus ingressos produïts per la venda d’excedents mentre que els preus d’aquelles mercaderies que ells podien necessitar (teixits) no van baixar tant i els impostos estatals es mantenien com una dura càrrega. Només el manteniment de la pressió fiscal ja suposava, en termes monetaris, que la pressió real s’havia duplicat.
La primera reacció dels camperols va ser de malestar contra el govern que, en comptes d’alleugerir la càrrega fiscal que havia portat a la revolta contra els liberals, la mantenia i agreujava. El clergat més ultra s’encarregaria dir a la pagesia que aquesta situació injusta era deguda a que el govern no estava en mans de qui havia d’estar ja que no es seguien les bones normes del temps passat, que els reformistes tenien segrestada la voluntat del rei i que calia tornar a la insurrecció per assegurar-se d’instaurar a Madrid un autèntic govern absolutista i cristià.
A més, s’oferia als camperols malcontents la possibilitat de prendre les armes per la causa de la religió, el rei i el bon ordre tradicional a canvi d’un sou molt superior al que podien obtenir llaurant o segant. Els ultres cercaven entre els malcontents els seus soldats i van posar al capdavant a alguns d’aquells militars carismàtics i prestigiosos sorgits de la pagesia en els anys de guerra contra els liberals i que ara no veien reconeguts els seus mèrits per part del govern. Aquest clima no feia més que anunciar una guerra civil i la tensió no cessaria fins a l’esclat de la Guerra dels Malcontents.
La Revolta dels Malcontents. El 1827 esclatava la revolta als voltants de Tortosa quan la partida del capità il·limitat Llovet va preparar un cop de mà contra la ciutat, dins de la qual hi comptava amb complicitats. Es volia iniciar un aixecament general en diversos punts de Catalunya a partir del mes d’abril i es comptava amb la col·laboració de tota una sèrie d’antics guerrillers reialistes descontents de la seva situació “d’oficials il·limitats”. Les primeres partides van ser batudes amb facilitat i el govern, convençut de que el perill havia passat, va concedir un indult general a tots els insurgents que no haguessin estat fets presos amb armes a la mà. L’esperança del govern era equivocada ja que aquests primers moviments no havien estat altra cosa que signes anunciadors d’uns altres millor preparats.
El govern tampoc no donava tota la informació sobre la situació ja que també hi havia partides armades a Girona. El govern volia ocultar un fet que en la primera fase de la revolta estava present en la insurrecció: ens trobem davant d’un aixecament de caràcter declaradament carlí.
Això canviaria aviat perquè no era convenient desconcertar als camperols cridant-los a aixecar-se contra el propi rei a qui havien defensat en dues guerres i el nou argument dels insurgents seria el de deslliurar Ferran VII dels perversos ministres que l’envoltaven i no el deixaven actuar en llibertat.
Pels ultres era fàcil reclutar camperols per participar de l’aixecament només oferint-los una bona soldada. Així, el moviment va anar estenent-se de sud a nord a mida que s’acabava la sega. Les possibilitats de diner per pagar els homes demostrava que els rebels estaven ben organitzats. Al principi de la revolta, les partides eren formades per pocs homes, però, a poc a poc, els rebels van anar agafant força i atreviment per baixar al pla i mantenir-se mentre disputaven combats contra les columnes mòbils. Així, van arribar a presentar-se a les portes de Figueres i Girona.
A finals d’agost de 1827, es constituí a Manresa una Junta Superior Provisional de Gobierno del Principado que estava presidida per Saperes i integrada per quatre vocals i un secretari. Paral·lelament, els insurrectes van apoderar-se de Vic, Cervera i Berga, mentre la lluita revifava al sud. El setembre els rebels es feien amb Valls i Reus i es preparaven per assetjar Tarragona mentre al nord s’iniciava el setge de Girona. Els insurrectes se sentien tant segurs de si mateixos que ja començaven a establir un esquema d’organització del territori que dominaven creant juntes corregimentals que depenien de la superior i a publicar el seu propi diari: El Catalán Realista.
Els malcontents eren entre 12.000 i 30.000 homes i les participacions majors van donar-se als corregiments de Manresa i Tarragona. No només hi havia pagesos, sinó que també trobem artesans, teixidors, espardenyers, ganiveters, etc. i molts procedien de les viles més grans dels corregiments. Els seus dirigents havien sortit dels vells caps reialistes insatisfets amb el govern de Ferran VII. És a dir, la zona on predominaven els malcontents no era ni la més pobra i endarrerida de la muntanya pirinenca ni la costa urbanitzada i econòmicament més desenvolupada. El contrast de la revolta era el d’un univers rural i urbà en decadència contra un nou món que havia superat millor la crisi econòmica i prosseguia per la via del desenvolupament capitalista.
Els rebels no van haver d’enfrontar-se a una enèrgica acció repressiva per part d’unes autoritats que restaven desconcertades davant del que estava succeint i no tenien gens clar com devien actuar. Si es deixava avançar la insurrecció de Catalunya, tota la monarquia podia veure perillar i finalment, cap a finals d’agost, el capità general de Catalunya, el marquès de Campo Sagrado, es va veure obligat a fer front a la insurrecció amb les escasses tropes de que disposava. Seria, però, a mitjans de setembre quan la situació donaria un gir amb la intervenció del propi rei que va prendre consciència de la gravetat de la situació i va reemplaçar el capità general pel comte d’Espanya i va anunciar la seva intenció d’acudir personalment a Catalunya per demostrar que no estava segrestat pels seus ministres i tenia plena llibertat d’actuació.
Ferran VII va restar a Tarragona fins a finals d’octubre mentre el comte d’Espanya acabava ràpidament amb els insurrectes que, desconcertats per l’arribada del rei i per la inhibició dels ocults instigadors a la revolta, es rendien a les tropes monàrquiques sense oposar gaire resistència. A finals d’octubre de 1827 la pacificació podia donar-se per enllestida i el comte d’Espanya tornava a Tarragona, deixant les darreres operacions als seus subordinats. A la vegada, el rei sortia cap a València per deixar les mans lliures al comte perquè exercís una repressió que no estava d’acord amb les promeses de perdó que havia fet d’entrada sense que es pogués acudir al rei a demanar clemència.
La intervenció francesa de 1823 va donar pas a l’últim període del regnat de Ferran VII amb la segona restauració de l’absolutisme, l’anomenada Dècada Ominosa (1823-1833), en la qual va produir-se el col·lapse definitiu de l’Antic Règim a Espanya.
Ferran VII
Ferran VII, recuperava així la seva condició de monarca absolut, però les potències absolutistes, temoroses davant de l’agitació constant que es vivia en el país, van demanar-li que introduís algunes reformes molt moderades com ara la proclamació d’una amnistia i l’organització d’una administració eficaç que donés estabilitat a la monarquia. Així, els francesos no arribaven com a restauradors de l’absolutisme, sinó com a propugnadors d’un sistema moderat calcat del parlamentarisme moderat francès establert per Lluís XVIII.
El monarca, però, no va fer cas de les peticions dels seus aliats internacionals i de nou es va produir una ferotge repressió contra els liberals, molts dels quals van marxar cap a l’exili per escapar de la pena de mort o la presó. A més, es va depurar l’exèrcit i, durant tota la dècada, es va perseguir els partidaris de les idees liberals en una veritable caça de bruixes. A Catalunya, per exemple, tot i la presència francesa que va evitar una represàlia encara pitjor, van ser executats uns 2.000 liberals només l’any 1824.
La repressió política va ser molt precisa i va ser dirigida des del Ministeri de Gràcia i Justícia per Calomarde, acompanyada de la violència civil consentida pel govern. L’actuació de les comissions militars i el sistema de purificacions del funcionariat estaria vigent fins 1825. El coronel Rafael del Riego va ser executat i la mateixa sort van tenir personatges com Juan Martínez Díaz “el Empecinado”, el més destacat guerriller de la Guerra de la Independència. Moltes persones van convertir-se en màrtirs del liberalisme espanyol. Van ser executades unes 30.000 persones i van ser empresonades unes 20.000 persones més.
Principals pronunciaments liberals entre 1823 i 1833:
1824: Pronunciament de Valdés.
1826: Pronunciament dels germans Batán.
1830: Pronunciament de Valdés, Milans del Bosch i Espoz y Mina.
1831: Pronunciament de Torrijos.
Tot i això, durant la darrera etapa del regnat de Ferran VII s’observa un progressiu allunyament dels realistes purs respecte de la monarquia i un acostament d’aquesta als sectors més moderats del reformisme. Les causes d’aquest procés cal cercar-les en un incompliment per part del rei del programa defensat pels realistes (per exemple, el restabliment de la Inquisició) i en la permanència d’elements ideològicament propers als liberals més moderats en l’aparell de l’Estat i, sobretot, en l’exèrcit.
L’altra gran preocupació de la monarquia en aquest període va ser, novament, la resolució del problema econòmic i Ferran VII no va poder abstreure’s de la tendència reformista del seu moment i, encara que aplicava una política absolutista, les necessitats econòmiques derivades de la insuficiència d’ingressos de la Hisenda Reial el van acabar portant a adoptar algunes mesures reformistes. Així, les dificultats de la hisenda reial, agreujades per la pèrdua definitiva de les colònies americanes, van forçar un control estricte de la despesa pública i, a partir de 1825, va iniciar-se la col·laboració del sector moderat de la burgesia financera i industrial de Madrid i Barcelona. En aquesta direcció, es va atorgar un aranzel proteccionista per a les manufactures catalanes i es va incorporar López Ballesteros, un home proper als industrials, al Ministeri d’Hisenda.
A Catalunya, aquesta política i l’agitació realitzada des dels sectors més reaccionaris van provocar l’aixecament dels voluntaris realistes, els anomenats “malcontents” o “agraviats”, aplegant dirigents nobiliaris i clericals així com pagesos descontents per la crisi al camp i que reclamaven el retorn als costums tradicionals. Aquest moviment, específic i exclusiu de Catalunya, va començar al Baix Ebre el mes d’agost de 1825 i tenia una tendència netament foralista.
Carles Maria Isidre
L’agitació va ser tan important que el mateix monarca va haver de desplaçar-se a Catalunya el 1827, on va nomenar Carles d’Espange, comte d’Espanya, nou capità general de Catalunya, el qual a través d’una contundent ofensiva va forçar la retirada de les tropes franceses que encara hi restaven i va iniciar una fortíssima repressió política. Aquesta actitud, tot i que va sufocar la revolta en poc temps, va ser contraproduent a llarg termini per a la monarquia ja que va provocar la deserció dels sectors més joves de l’absolutisme cap al reformisme i, a la vegada, dels sectors més radicals cap al carlisme.
En aquest context, a la Cort, el sector conservador i tradicionalista, partidari de l’Antic Règim i oposat a qualsevol forma de liberalisme, va anar agrupant-se al voltant de l’Infant Carles Maria Isidre, germà del rei i previsiblement el seu successor atès que Ferran VII no tenia descendència. Tanmateix, el naixement, l’any 1830, d’una filla del rei i la seva quarta esposa, Maria Cristina de Nàpols, la infanta Isabel, va iniciar un conflicte de caràcter successori.
La Llei Sàlica, d’origen francès i implantada a Espanya per Felip V, impedia l’accés de les dones al tron, però Ferran VII, influït per la seva esposa, va promulgar la Pragmàtica Sanció que la derogava tot restablint els vells usos successoris i convertia Isabel en hereva de la corona espanyola. En aquell moment ningú no va protestar per aquesta mesura que era un cop pels carlins, ni tan sols l’Infant Don Carlos.
Però el govern no només havia de fer front al problema successori ja que els enemics l’acorralaven a dreta i esquerra. La xarxa de conspiracions que els liberals promovien contra Ferran VII va potenciar-se arran del triomf de la revolució francesa de 1830 i el govern, que no ignorava els projectes dels liberals, va respondre a qualsevol amenaça amb ferocitat, multiplicant les condemnes pels motius més insignificants.
Maria Cristina
Per la seva banda, els carlins (partidaris de Carles Maria Isidre) tampoc s’estarien quiets i l’any 1832, en un intent de cop de mà a La Granja, influirien sobre el monarca, greument malalt, que va restaurar la Llei Sàlica retornant a Don Carlos els seus drets successoris. Aleshores, Maria Cristina va comprendre que si volia salvar el tron per a la seva filla havia de cercar suports en els sectors més moderats del liberalisme.
Amb la recuperació de la salut del rei, Ferran va anul·lar la concessió feta en un moment de debilitat i, amb el rei ja agonitzant, la regent Maria Cristina va iniciar una política clara i decidida contra el carlisme, formant un govern de caràcter reformista, destituint els ultres i organitzant les Corts que havien de jurar a Isabel com a successora. A més, es van nomenar nous capitans generals en substitució d’aquells que, com el de Catalunya, estaven compromesos amb el carlisme mentre decretava una amnistia que suposava el retorn de 100.000 exiliats liberals.
Així, en els darrers mesos de la vida de Ferran VII pot considerar-se que ja s’estava configurant l’escenari que conduiria a la primera guerra carlina. L’any 1833, en morir el monarca i confirmar-se a través del seu testament que la Infanta Isabel era l’hereva al tron i que el país restava sota una regència governada per Maria Cristina fins a la seva majoria d’edat, Carles Maria Isidre es va proclamar rei donant lloc a l’esclat d’una insurrecció reialista al nord d’Espanya i a Catalunya. S’iniciava així una sagnant guerra civil i, a la vegada, el procés que havia de portar la Revolució Liberal a Espanya.
L’Església va ser un dels sectors més hostils al liberalisme. El primer enfrontament ja va arribar per la llibertat d’impremta decretada pel govern. L’Església va acceptar que es suspengués la Inquisició, però exigia que fossin els bisbes els que vetllessin per la “salut espiritual” dels ciutadans. Més endavant apareixerien noves contradiccions originades per la llei de reforma dels ordres regulars i per la desamortització. Tot i això, ni els liberals s’oposaven a la religió ni la totalitat del clergat era enemic del liberalisme.
L’oposició al liberalisme era una manifestació al si de la pròpia Església (que va dividir-se en les mateixes tendències que fracturaven a la societat espanyola) deixant a una banda com a partidaris de l’Antic Règim a la jerarquia i als ordres religiosos. La jerarquia catalana era un col·lectiu amb ultres tant notoris com l’arquebisbe de Tarragona, Jaume Creus, o el bisbe de Vic, Raimon Strauch.
També existia un elevat nombre de clergues que eren conscients de la necessitat de canviar conjuntament la societat i l’Església per adaptar-la als nous temps. A més, l’anticlericalisme real o aparent d’un sector del liberalisme popular no implicava necessàriament una actitud hostil a la religió.
El camperolat:
La pagesia també va mostrar-se contrària al liberalisme, amb molts matisos segons les zones i les situacions concretes. El camperolat sumava a la seva mala situació provocada per la caiguda dels preus agrícoles, l’efecte desfavorable de les noves contribucions en diner. A més, les mesures adoptades pels governs constitucionals sobre l’agricultura no els compensaven aquesta pèrdua.
La política agrària del Trienni tenia la seva lògica perquè derivava del model anglès, però no era encertada pel territori català. Era favorable pels grans propietaris i per aquells sectors de propietat mitjana que poguessin adaptar-se a les regles del joc capitalista, però no per les economies camperoles familiars que vivien en règim de subsistència i es veien fora de l’explotació directa de la terra per caure en la proletarització.
La burgesia:
Grans comerciants i fabricants van mostrar-se plenament favorables al liberalisme perquè entenien que la transformació de la societat espanyola cap al capitalisme era l’única sortida que restava a la crisi i per desenvolupar un model basat en el comerç amb les colònies americanes.
La burgesia catalana trobava fàcil de fer entendre la lògica amb que demanava una actuació més global i a més llarg termini, que s’orientés cap a la creació d’un mercat nacional on l’agricultura i la indústria estiguessin protegides conjuntament i es beneficiessin de l’intercanvi dels seus productes. L’actuació dels diputats catalans a les Corts del Trienni va ser molt més remarcable i significativa que a Cadis.
Darrere del seu projecte de desenvolupament conjunt de la indústria catalana i l’agricultura cerealística espanyola hi havia una visió política que suposava que aquest creixement conjunt cimentava la conversió d’una comunitat desarticulada en una Nació espanyola. Mai la burgesia catalana va estar tant disposada com ara a signar un “pacte nacional” i a descatalanitzar-se culturalment.
Les capes populars urbanes:
Sense que acabessin d’entendre quins eren els límits que es proposaven fixar dels canvis revolucionaris els dirigents burgesos, les capes populars urbanes van donar un ample suport al liberalisme. La seva aliança amb la burgesia partia d’un objectiu comú: la superació de la crisi econòmica, i a diferència dels camperols, no van ser directament perjudicats per les mesures aprovades per les Corts, fet que va fer que conservessin l’esperança per a realitzar en la nova societat les aspiracions que tenien i que anaven molt més enllà del reformisme burgés.
Per aquesta conscienciació popular ha tingut important importància el desvetllament cultural d’aquests anys amb l’intent de restablir la universitat de Barcelona, la revitalització de les Acadèmies de Bones Lletres i de Ciències, la primera difusió de les idees romàntiques o l’aparició de la publicació El europeo. Això revela la vitalitat de la societat catalana i anuncia les línees del desenvolupament cultural que es produiria en els propers anys.
També va aparèixer una producció abundant que es dirigia especialment a les capes populars i que s’expressava en llengua catalana, integrada per obres dirigides a l’educació cívica de les classes populars mitjançant els catecismes polítics. Així, existeixen nombrosos indicis de l’arrelament popular del liberalisme, sobretot a Barcelona, però també a altres ciutats com Reus.
Com a conseqüència de la repressió contra els liberals i, especialment, per l’existència d’un important nucli liberal en el si de l’exèrcit espanyol, a més de la ineficàcia mostrada pels successius ministres de Ferran VII davant la crisi econòmica i d’Hisenda que patia el país, l’1 de gener de 1820 el coronel Rafael del Riego, cap de les forces que havien de sufocar les sublevacions americanes i constitucionalista convençut, es va aixecar a Cabezas de San Juan en un pronunciamiento contra Ferran VII i va recórrer Andalusia proclamant la Constitució de 1812.
Rafael del Riego
La rebel·lió de les tropes va ser el resultat de la suma de factors provocats per la crisi del país i el fracàs de l’Estat absolutista, però el propi Riego pensava que la sublevació havia fracassat quan només li quedaven uns 50 homes desmoralitzats i cansats després del seu recorregut per Andalusia proclamant la Constitució i va dissoldre la partida. Sense que ell ho sabés, aquesta vegada el pronunciament havia tingut resposta i La Corunya, Múrcia, Saragossa, Tarragona, Pamplona, Barcelona i Cadis van anar sumant-se a la insurrecció. Finalment, a Madrid van esclatar una sèrie d’aldarulls als carrers que va precipitar l’èxit del pronunciament.
A Catalunya, el primer pas va donar-lo la ciutat de Tarragona i dos dies després esclatava la revolució a Barcelona quan va començar a aplegar-se gent a la Plaça de Palau on residia el capità general Castaños que, espantat va sortir al balcó i va fer un simulacre de jurament de la Constitució. L’únic acte violent d’aquell dia a Barcelona va donar-se contra la casa de la Inquisició que va ser la víctima d’una revolució que tenia tot l’aire d’una festa i que seria seguida de l’acceptació pacífica per part de les autoritats del vell règim.
La passivitat de l’exèrcit, l’acció dels liberals a les principals ciutats espanyoles i la neutralitat dels pagesos van obligar Ferran VII a acceptar la Constitució el 10 de març. El triomf del pronunciamiento va suposar l’aplicació de la Constitució de Cadis, fet que va comportar la formació d’un nou govern que va proclamar una amnistia que va permetre el retorn dels liberals i la convocatòria de Corts. La constitució havia estat imposada al monarca en un exercici de sobirania nacional i el règim liberal s’havia imposat sense gaire violència, el que suposaria un model revolucionari per a la resta d’Europa.
Els resultats electorals van donar una àmplia majoria als diputats liberals que van iniciar ràpidament una àmplia obra legislativa. D’aquesta manera, la implantació del nou règim liberal va permetre que, per primer cop, el liberalisme accedís al poder, ja que les Corts de Cadis havien estat una experiència més teòrica que pràctica tot i la seva important transcendència. L’any 1820 va ser el més important per aquesta acció reformadora perquè encara no hi havia intents seriosos de resistència per part dels partidaris de l’absolutisme, els governs no havien mostrat els límits del seu reformisme i no s’havia produït l’escissió dels liberals entre moderats i exaltats.
Així, va restaurar-se bona part de les reformes de Cadis, com la llibertat d’indústria, la liberalització dels intercanvis comercials, l’abolició dels gremis, la supressió de les senyories jurisdiccionals i de les primogenitures, així com la venda de terres dels monestirs. D’altra banda, van establir la disminució del delme i reformes en el sistema fiscal, el codi penal i l’exèrcit. Finalment, van iniciar la modernització política i administrativa del país: es van formar ajuntaments i diputacions electius i es va desenvolupar la Milícia Nacional, la gran força popular del règim com a cos armat de voluntaris, format per les classes mitjanes urbanes, amb la finalitat de garantir l’ordre i de defensar les reformes constitucionals. Tot això a la vegada que es prenen mesures per alleujar problemes concrets de la població (per exemple, la prohibició d’importar gra i farina estrangers).
Amb la seva acció, els dirigents del Trienni pensaven posar fi al règim senyorial, impulsar la liberalització de la indústria i del comerç, i ajudar al desenvolupament de la burgesia comercial i industrial. Aquestes reformes connectaven amb les aspiracions que a Catalunya representaven àmplies capes socials urbanes, identificades amb un projecte reformador i modernitzador.
Calia que el govern liberal no augmentés la pressió tributària, cosa que obligava a cercar els recursos necessaris per sortir de la crisi a que havia portat l’absolutisme en una política d’emprèstits exteriors amb l’esperança de recuperar la solvència del país mitjançant la desamortització eclesiàstica. D’aquesta manera, la desamortització no era entesa com una reforma agrària que hagués de donar terra al camperolat, sinó com un mètode per a fer avançar el desenvolupament capitalista al camp i, a la vegada, donés recursos per a la hisenda estatal. Uns mecanismes de creixement econòmic afavorits per la transferència de les terres eclesiàstiques a mans més actives havien d’afavorir un creixement de la riquesa que fes augmentar de forma natural les contribucions i permetés fonamentar una hisenda sòlida i pròspera.
Però, el pla econòmic liberal subestimava les dificultats que les economies camperoles familiars tindrien per adaptar-se a un pla de naturalesa específicament burgesa i pensat per afavorir un transit sense enfrontaments de la vella propietat feudal a la nova propietat capitalista. Tot això realitzat sense comptar amb la gran massa de la pagesia i a expenses de l’Església. Els vells senyors feudals acceptarien la nova política sense oposar-hi gaires obstacles perquè respectava la seva propietat, mentre que la jerarquia eclesiàstica i els ordres religiosos, que eren les víctimes directes de la desamortització, serien els primers i més aferrissats enemics del sistema liberal.
Martínez de la Rosa
Des de 1822, els problemes sobre la manera d’encarar les reformes necessàries va provocar tensions entre els mateixos liberals i el radicalisme d’un dels seus sectors va dividir els nous grups dominants i va restar, a la llarga, suport al nou règim constitucional. Així, els liberals es van dividir en dues tendències: els moderats (doceañistas), partidaris de dur a terme reformes limitades que no perjudiquessin les elits socials, incorporaven en el seu si a ex presidiaris i exiliats que havien viscut un procés de moderació durant els anys anteriors, les seves reivindicacions es basaven en els conceptes de “llibertat” i “ordre” i en una Constitució equilibrada, es a dir, la de 1812 amb matisos moderats; i els anomenats exaltats, que plantejaven la necessitat de realitzar reformes més radicals i favorables a les classes mitjanes populars, seguien defensant la validesa de la Constitució de Cadis sota el lema “Constitució o Mort!” i feien gala d’un discurs anti aristocràtic que resultava atractiu per a les classes populars. Els dos extrems del liberalisme es bloquejarien mútuament, fent que la cooperació entre el poder executiu, en mans dels moderats fins el juliol de 1822, i el poder legislatiu, en mans dels exaltats amb majoria parlamentària, resultés impossible.
Els governs liberals (1820-1823):
Primer Govern: Govern dels Presidiaris –Argüelles– (juliol 1820-març 1821).
Segon Govern: Govern Moderat de Bardají (març 1821-febrer 1822).
Tercer Govern: Govern Moderat de Martínez de la Rosa (febrer-juliol 1822).
Quart Govern: Govern Radical de San Miguel (juliol 1822-febrer 1823).
A més, les reformes van suscitar ràpidament l’oposició per part dels partidaris de l’absolutisme i la contrarevolució. Així, Ferran VII, fent servir el dret de veto que li atorgava la Constitució, va paralitzar les lleis a la vegada que conspirava contra els governs liberals i cercava ajuda exterior per a recuperar el poder absolut a Espanya mitjançant la intervenció de les potències de la Santa Aliança a Espanya. Per la seva banda, la noblesa i l’Església, perjudicada per la supressió del delme i per la venda de béns monacals, van impulsar la revolta contra els governants liberals.
Tanmateix, les noves mesures del Trienni van provocar el descontentament dels pagesos, especialment a Catalunya, perquè l’abolició de les senyories jurisdiccionals no els facilitava l’accés a la terra. Els antics senyors van esdevenir els nous propietaris, i els pagesos, convertits ara en arrendataris, podien ser expulsats de les terres si no pagaven. A més, el pagament en metàl·lic de les rendes, abans satisfetes amb productes agraris, obligava els camperols a aconseguir diners amb la venta dels seus productes. En una economia encara d’autosuficiència, resultava difícil vendre a bon preu els productes i reunir la quantitat necessària per fer front a les noves contribucions. D’aquesta manera, els pagesos més pobres i més indefensos davant la nova legislació capitalista es van afegir a l’agitació antiliberal.
L’aparició de resistències internes animades per l’Església i finançades per alguns governs europeus es manifestarien en la revolta de la Guardia Real a Madrid (agost de 1822) i en l’aparició d’una guerrilla camperola, donant pas una confrontació cada cop més violenta que dibuixava les línees de fractura que havien d’enfrontar a la societat espanyola en els anys de les guerres carlines. La societat cada cop estava més dividida entre l’adhesió i l’oposició al liberalisme. Així, en els moments en que el malestar dels camperols es feia més agut, sorgien resistències, inspirades i finançades primer pel clergat regular i després pel govern francès.
L’any 1822 es van aixecar partides absolutistes a Catalunya, Navarra, Galícia i el Maestrat. Els voluntaris reialistes van arribar a comptar amb 280.000 membres i van aconseguir dominar extenses zones del territori. A Catalunya, els absolutistes contrarevolucionaris van aconseguir d’aplegar uns 16.000 homes i van dominar zones del Bages, el Berguedà, el Penedès o la Conca de Barberà, entre d’altres. Aquest aixecament va anar precedit d’entrevistes dels caps ultres catalans amb el marqués de Mataflorida i de l’intent de trobar recursos per a finançar les partides absolutistes.
Els rebels van establir la capital a Cervera i en el moment de la seva màxima expansió, el 1823, es va formar un rudimentari govern provisional de Regència absolutista a la Seu d’Urgell presidit pel marqués de Mataflorida i integrat per l’arquebisbe de Tarragona i el baró d’Eroles. La insurrecció va ser derrotada per l’exèrcit liberal dirigit pel capità general de Catalunya, Espoz y Mina, que, amb el suport actiu que van donar-li les forces de la Milícia Nacional, va aconseguir esclafar el moviment guerriller i enviar el govern de regència a l’altra banda de la frontera. Tot i això, l’aixecament va evidenciar la força de l’absolutisme a Catalunya i el fracàs de la política liberal envers una bona part de la pagesia.
Duc d'Angulema
De tal manera que, quan Ferran VII va demanar auxili a la Santa Aliança, que va delegar la intervenció a França, aquesta no va trobar gaire resistència per part de la població en travessar la frontera l’abril de 1823. La intervenció de l’exèrcit francès dels Cent Mil Fills de Sant Lluís, comandats pel duc d’Angulema, va restituir Ferran VII com a monarca absolut i va tenir àmplies repercussions a Catalu
nya, al punt que des de la caiguda i posterior exili d’Espoz y Mina fins el 1827 Barcelona va restar ocupada pels francesos, els quals van assumir el govern de la ciutat, evitant així les represàlies que en altres indrets d’Espanya van cometre els reialistes.
Els francesos van avançar pel país sense resistència perquè els exèrcits van anar retirant-se sense combatre i perquè el govern constitucional va rendir-se quan els francesos ni tan sols s’ho esperaven. Les causes de la ràpida ocupació francesa cal buscar-les en la mateixa divisió dels liberals i en el fet que els francesos no arribaven com a restauradors de l’absolutisme, sinó com a propugnadors d’un sistema moderat calcat del parlamentarisme francès establert per Lluís XVIII. Tot i això, la intervenció francesa de 1823 va donar pas a l’últim període del regnat de Ferran VII amb la segona restauració de l’absolutisme, l’anomenada Dècada Ominosa (1823-1833), en la qual va produir-se el col·lapse definitiu de l’Antic Règim a Espanya.
L’AUTOR
Vicente Moreno Cullell (Barcelona, 1981) és llicenciat en Història per la Universitat Autònoma de Barcelona. Professor d’educació secundària, és membre del Centre d’Estudis sobre les Èpoques Franquista i Democràtica (CEFID-UAB).
Ciències Socials en Xarxa és un espai de divulgació que intenta apropar d’una manera didàctica el món de la història de les civilitzacions, la cultura i l’art a tots els lectors. Un blog que busca explicar la nostra història, com a catalans i com a ciutadans del món. Perquè saber qui som, d’on venim i quin és el nostre passat és bàsic en una societat canviant com la que hem de viure.
Per contactar, podeu deixar un comentari al blog o enviar un e-mail a socialsenxarxa@gmail.com. Qualsevol aportació, per part de tots els visitants, serà benvinguda.